Estudio sobre adictos a la red

Adictos a la red

El diario El País hace referencia a un estudio, según el cual 7 de cada 10 adolescentes españoles declaran que se sienten ‘realmente mal’ si no tienen conexión a internet. Los jóvenes españoles pasan conectados a internet una media de 167 minutos diarios entre semana y 215 minutos los fines de semana. Estos excesos se relacionan con trastornos del sueño, tendencia a la obesidad, además de minar la motivación y la concentración de los alumnos.

El estudio destaca el grupo al que llama ‘usuarios extremos’, que está formado por un 22% de los adolescentes, que pasa más de seis horas diarias en la red.

El informe, que analiza más de medio millón de adolescentes de 15 años de 72 países, revela que el 91% de los estudiantes tiene un teléfono móvil conectado a internet en casa y que el 61% se inició en la red antes de cumplir los 10 años.

El estudio señala asimismo que, si bien estar conectado ‘puede aumentar el bienestar porque provee entretenimiento y elimina los obstáculos para la socialización, también conlleva algunos peligros’.

Los adolescentes experimentan una sensación de recompensa inmediata al dar al ‘me gusta’ en las redes sociales que no debería confundirse con la felicidad, según el doctor en Filosofía y profesor de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC Enric Puig Punyet. Puig, autor del libro La gran adicción. ¿Cómo sobrevivir sin internet y no aislarse del mundo? (Editorial Arpa).

Puig considera que ‘la sensación de felicidad que puede conllevar la hiperconexión es un espejismo, y que construir la identidad a partir de la respuesta en redes provoca un círculo vicioso de dependencia que puede llegar a suponer cuadros de ansiedad y depresión’.

El autor de La gran adicción también afirma que las redes sociales y su ideología de fondo promueven una pérdida de la calidad en las interacciones humanas en beneficio de la cantidad. Puig también considera excesivo que un adolescente pase seis horas diarias conectado y pone el foco en la industria al considerar que ‘la gran mayoría de aplicaciones de internet que usamos en la actualidad están muy pensadas para crearnos dependencia’.

Por su parte, en el mismo artículo, la socióloga y profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC, Natalia Cantón-Milán, señala que los jóvenes sufren la ausencia de internet porque ‘es una de las formas principales de estar conectado con los amigos y, en una cultura de la inmediatez, no saber qué se dice o dónde se queda puede significar quedar excluido’.

La socióloga puntualiza que la desconexión tiene un significado diferente para los adultos y para los más jóvenes: «Nos desconectamos de cosas diferentes -explica Cantón-Milán-. Para muchos adultos, desconectar significa vacaciones. Es más fácil hacerlo. Para muchos adultos, desconectar es un lujo. Para los adolescentes, es una tortura’.

En cualquier caso, los expertos subrayan la responsabilidad de los padres y la escuela a la hora de enseñar a desconectar.

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