La actual crisis económica afecta también al hábito de consumo de sustancias estupefacientes, ya que genera un incremento del consumo de drogas más baratas y la aparición de cócteles de drogas de composición desconocida y, por tanto, muy peligrosos.
Concretamente, la crisis hace que disminuya el consumo de drogas, legales e ilegales, pero también comporta el recorte de los gastos, con lo que se incrementan los combinados muy peligrosos, como la combinación de sedantes y alcohol, las sustancias adulteradas, el consumo de medicamentos psicoactivos, el botellón y el consumo de anfetaminas.
Este incremento de los consumos de drogas baratas y la tendencia al abaratamiento de las mismas mediante adulteraciones, conducen a un escenario de riesgo, porque llevan al consumo de cócteles desconocidos que no ofrecen ningún tipo de garantía, en los que se incluyen todo el abanico de medicamentos psicoactivos (somníferos, para tratar la ansiedad y antidepresivos) que, combinados con alcohol, pueden tener un efecto devastador en el organismo.