La recaída no llega de golpe ni por una causa única. Se trata de un proceso lento, en el que decisiones aparentemente irrelevantes nos van acercando al consumo.
Cómo se llega a la recaída
Los pasos de la recaída podrían parecerse al proceso que a continuación describimos:
- Acumulación de estrés, generado por cambios positivos y negativos y también por acontecimientos vitales que emergen, porque ya no estamos anestesiados por la droga.
- Hiperreacción emocional, ya que ciertas creencias te hacen muy vulnerable a los estados de ánimo negativos que pueden ser agobiantes.
- Negación de lo que ocurre, no utilizando los sistemas de soporte.
- Fallos en la obtención de apoyo. Si no pedimos ayuda, no recibiremos ayuda. A veces existe el temor a perder el afecto de los demás si revelamos estos problemas.
- Pequeñas mentiras a uno mismo y a los demás, tratando de que los demás nos dejen tranquilos.
- Creciente aislamiento. Al no ser sinceros, intentamos evitar cada vez más el contacto con otras personas, lo que nos devuelve a los sentimientos de culpa, vergüenza, soledad…
- Agravamiento de los problemas originales porque los estamos eludiendo.
- Vuelta a la desesperanza, porque nos sentimos incapaces de mejorar la situación. Vueve la lástima hacia nosotros mismos. Acudimos menos a la consulta y vuelven los pensamientos sobre los buenos tiempos.
- Autosabotaje, ya que cada vez nos metemos más en situaciones de alto riesgo. Empezamos a fantasear con el consumo y probamos otros alteradores del ánimo.
- Uso de la sustancia, puesto que los deseos irrefrenables de consumir nos llevan al consumo, aunque creamos que sólo lo haremos una vez.
- Reacción derrotista al haber consumido. Ahora da igual seguir consumiendo la droga.
- Reincidencia total puesto que, al sentirme fracasado, quiero perderme en el consumo.