La tasa de recaídas después de una abstinencia inicial de tabaco es muy similar a la del alcohol y otras drogas adictivas. Hay que enseñar a los pacientes a prever las situaciones de recaída y el modo de actuar si se producen.
Si existe una recaída, debe revisarse la razón que ha conducido a ella y hacer algunos cambios para evitar o tratar con mayor eficacia las circunstancias en el futuro. Se debe animar al paciente a fijar otra fecha para dejar de fumar e intentarlo de nuevo. Para evitar la reincidencia es aconsejable hacer frecuentes visitas de seguimiento.
La reincidencia forma parte de la definición de adicción y, por consiguiente, el consumidor de tabaco tiene la misma probabilidad de reincidir que el consumidor de cocaína o heroína. Hay que explicar al paciente que la recaída no es un fracaso, sino simplemente otro comienzo.
Las normas de prevención de la recaída incluyen:
- Utilizar toda la energía y determinación para evitar la nicotina.
- Prever los riesgos y las tentaciones.
- Romper el modelo de estímulo y respuesta.
- Restaurar el fortalecimiento del cuerpo mediante dieta y ejercicio.
- Encontrar intereses y placeres alternativos.
- Aprender a dominar la ansiedad y la depresión.
- Tratar los problemas interpersonales sin nicotina.
- Relacionarse socialmente con otros fumadores en recuperación.
- Revisar mentalmente las recaídas anteriores.
Los fumadores reincidentes deben saber que pueden volver a intentarlo y, también, que una vez lo hagan, sus posibilidades de mantener la abstinencia aumentarán con cada nuevo comienzo. La motivación y el compromiso de dejar de fumar anulan la recaída.
¿Cuándo se convierte uno en un fumador recuperado? Generalmente, un año de abstinencia se considera una recuperación, pero la reincidencia de fumadores es tan frecuente, que siempre se está en recuperación.