La honestidad tiene varias connotaciones, que sería importante enumerar para entender el sentido amplio de la palabra:
- Ser honesto implica decir la verdad, es decir, hablar de lo que ha ocurrido (situación), de lo que hemos pensado y de lo que hemos sentido. Evidentemente, esto lo haremos desde nuestra percepción de la realidad y con la certeza y la conciencia de que no estamos omitiendo (ocultando) ni añadiendo información para tergiversar la realidad para un beneficio personal o para evitar consecuencias que se viven como negativas, tanto para nosotros mismos como para los demás.
- Ser honesto es reconocer las equivocaciones propias y saber afrontar las consecuencias de haberlas cometido. Es responsabilizarnos de nuestros comportamientos y pensamientos.
- Ser honesto implica, nada más y nada menos, que aceptarse a uno mismo y presentarse a los demás tal como somos (Autoestima).
- Ser honesto implica enfrentarse al miedo, a la vergüenza o a la desvalorización, derivados de una determinada actitud, por lo que es importante trabajar estos sentimientos. Por ejemplo: mentir por llegar tarde al trabajo, a una cita o a una reunión.
- Ser honesto implica ser coherente con lo que pensamos, sentimos y hacemos.
La honestidad es un valor que nos ayuda a crecer, a madurar como personas. Nos ayuda a sentirnos satisfechos y tranquilos con nosotros mismos, por lo que juega un papel importantísimo en nuestra autoestima y nos ayuda a conseguir una mejor calidad de vida. Cuánta más y mejor calidad de vida, menos necesidad de evadirse de la realidad.
Ocultar la personalidad
Es importante darnos cuenta de que es necesario ser honestos si no queremos anular nuestra personalidad para adaptarnos a las circunstancias.
Se cae en la trampa de la deshonestidad porque falta seguridad para afirmar la propia personalidad. También porque la deshonestidad es un recurso fácil. Con frecuencia, la verdad es difícil de explicar y entonces preferimos mentir para salir del paso. Pero de esta manera la auténtica personalidad queda oculta o deformada detrás del personaje que estamos representando.
Otro requisito para ser honestos es que no haya relaciones de dominación. Lleva tanto a la deshonestidad la intención de querer manipular o someter como la de tratar de protegerse o adaptarse. Una relación sana y basada en el respeto al otro, facilita poder ser honestos, con lo que ganamos en paz interior al no sentirnos tentados por la deshonestidad. Ejemplo: Echar o echarse la culpa de algo para no afrontar la situación real.
Tipos de deshonestidad
- Autoengaño: Con él se hacen aceptables aspectos de la propia personalidad que no se quieren ver o afrontar.
- Manipuladora: Se busca premeditadamente conseguir algún beneficio a costa de otra persona. Revela falta de imaginación para conseguir los objetivos honestamente.
- Piadosa: Es la más aceptada porque supuestamente se utiliza para evitar un sufrimiento a una persona. Ejemplo: Te miento para que no sufras.
- Presuntuosa: Consiste en simular aquello que no es. Quien lo hace busca la aceptación en los demás pero, al contrario, puede provocar rechazo. Ejemplo: Hacer alarde de bienes materiales y éxitos profesionales.
- Simpática: Se adorna o exagera la realidad para hacerla más amena, con el fin de agradar o divertir. Aceptable para quien no le importe carecer de credibilidad.
- Excusa: Es la mentira del pusilánime. Al problema de la deshonestidad se une el temor a la reacción de los demás, casi siempre injustificadamente.
- Emocional: Se simula una emoción para que haga mella en otra persona. Es la que puede causar más dolor pues se juega con el lado más vulnerable del otro.
Ser honesto
- Prevé las consecuencias a medio o largo plazo. Una deshonestidad puede servir para salvar la situación inmediata pero siempre tiene consecuencias negativas en el futuro.
- Seé coherente contigo mismo. Una deshonestidad revela que no se tienen las cosas claras o que se están traicionando los propios principios. Muchas veces, la causa principal es la inseguridad en uno mismo.
- No aparentes lo que no eres. La aceptación de los demás viene sola, simplemente afirmando la propia personalidad, no actuando como se supone que lo esperan los otros. O puede no venir esta aceptación deseada, en cuyo caso sólo nos resta aceptarla. No todos pueden ni quieren aceptarnos y querernos.
- Relájate. Los nervios pueden hacer que tiendas a mentir o a no decir toda la verdad; en los dos casos, sería deshonestidad, para buscar la salida más fácil y rápida.
- Pon buena voluntad. Será mucho más fácil que comprendan tus argumentos si dejas claro que deseas evitar el conflicto a toda costa.
- Doma tu fantasía. Puedes utilizarla para inventar historias sorprendentes pero dejando bien claro que se trata de una ficción.
- Asume tus responsabilidades. Puedes reconocer tus errores. No es creible que seas perfecto.
- Ponte en el lugar de los demás. Nada frustra más que sentirse engañado. En cambio, la sinceridad se relaciona con el respeto y la confianza.
- No seas excesivamente perfeccionista. Las deshonestidades piadosas sólo satisfacen al ego de quien las dice. Además, la persona de la que te apiadas, aunque no lo diga, suele darse cuenta.
- Sé claro y directo. Ser honesto exige un esfuerzo de comunicación. Evita a toda costa las circunstancias y las metáforas incomprensibles.
La honestidad como base del tratamiento
El problema de la adicción no conlleva simplemente el consumo de drogas, alcohol o el hábito del juego, sino que implica toda una serie de actuaciones, de formas de pensar, de sentir, que son características de la enfermedad. La deshonestidad es una constante en la vida del adicto, pues es un recurso fácil para conseguir un beneficio rápido. La utilización continuada de la deshonestidad (manipulación, mentiras, chantaje emocional, ocultar, negar, etc.) llega a convertirse en un hábito difícil de modificar, a veces incluso más que el propio consumo, pues se ha instalado como mecanismo de defensa y se genera un funcionamiento mental arraigado. El que la usa ha sacado muchos beneficios a corto plazo de su deshonestidad, pero también las consecuencias negativas a medio y largo plazo son muchas. Pierdes la credibilidad de las personas queridas, pierdes la confianza en ti mismo, ya no sabes quién eres pues tienes muchas máscaras, has perdido trabajos, parejas, amigos, familia, y lo que es más importante: tu dignidad.
¿Por qué es tan importante aprender a ser honesto en el tratamiento e incorporar este valor?
La honestidad como base para el cambio
Ser honesto hace posible el cambio, es decir, la relación tanto con el grupo como con el equipo terapéutico tiene que estar basada en la honestidad y la confianza para que puedan señalarte una serie de pensamientos y comportamientos que no te benefician en tu funcionamiento y que potencian tu adicción. Si la información que nos das de ti no es real o está incompleta, nos resultará muy difícil ayudarte y, por lo tanto, que se facilite el cambio necesario para superar tu adicción.
El estrés del deshonesto
El deshonesto no sabe que se mete en un laberinto del que resulta difícil escapar. Tiene motivos para estresarse: teme ser descubierto, por lo que a su vez desconfía de todo el mundo. Debe evitar as contradicciones que le delatarían. Debe continuar inventando mentiras para sostener las anteriores. Es una rueda que nunca termina.
La deshonestidad perjudica tanto si se descubre como si no. Si sale a la luz se pierde la confianza en los demás, un mal mayor que el conocimiento de la verdad. Pero si no se descubre es aún peor porque refuerza el uso de la deshonestidad.
Al ser deshonesto en las relaciones con los demás, no es posible establecer lazos profundos y honestos. Significa que no se está tomando en serio a la otra persona pues no se la trata como a un igual sino como a alguien que se puede manipular para satisfacer un interés personal egoísta. Por eso la honestidad debería prevalecer en todos los ámbitos, sobre todo en la intimidad con otras personas, en los sentimientos y en las emociones que se muestran. La deshonestidad implica una condena a la soledad y un obstáculo a las experiencias vitales más enriquecedoras: amistad, amor, ser uno mismo.
Quien es deshonesto ni siquiera acaba de conocerse, no explora todas las potencialidades y posibilidades de su personalidad. Es importante poder enfrentarse al miedo de no decepcionar.
Cómo ser honesto
El único freno a la deshonestidad es la ética personal. La premisa fundamental para ser honesto es aceptarse. Debemos descubrir quienes somos en realidad y atrevernos a mostrarnos tal cual somos sin temor a las críticas o a las consecuencias.
Un segundo paso es creer que si los demás fueran capaces de ver nuestro corazón y comprendernos, no precisaríamos ser deshonestos. Por lo tanto, el único reto para ser honestos es esforzarnos en comunicar nuestro mensaje, compartirlo.
Si mentir es un desafío para la imaginación, aún más lo es decir la verdad, pues uno no necesita proveerse de tacto e inteligencia social. De alguna manera, todos hablamos idiomas diferentes pero es posible encontrar la manera de entenderse si que nadie salga perjudicado. Debemos dejar claras nuestras buenas intenciones, ser pacientes al explicarnos y no temer a las reacciones emocionales del otro. Sólo tratando de comprender a los demás podemos tratar de ser comprendidos.
Todos los valores que se trabajan en el tratamiento tienen que ver con la honestidad. Amistad responsable, protegerse, responsabilidad, autoestima, trabajar los sentimientos, la relación con las otras personas del grupo, etc. Si no se es honesto, el trabajo en las otras áreas será incompleto y por lo tanto carecerá de solidez y, como consecuencia, el cambio no será real sino aparente o, lo que es igual, a la larga puede haber una recaída
Al principio es difícil entender la honestidad en su sentido más amplio, es decir, ser honesto con uno mismo y con los demás, ya que se viene con los esquemas de la calle y muy confundido en cuanto a cómo es cada uno (hay un desconocimiento de la personalidad). Poco a poco se van dando cuenta de la importancia de ser honestos para sentir que se están haciendo cambios reales, para sentir una tranquilidad interior que hace años no se experimenta, sentirse liberado, empezar a confiar en uno mismo y en los demás. Se empieza a entender que ayudar a un compañero no es dejarle pasar las cosas sino al contrario, hacérselas llegar y ayudarle utilizando todos los recursos que ofrece el tratamiento. Es decir, ayudar a los demás a que realicen cambios profundos que ayuden a su recuperación. Esto a su vez ayuda a quien brinda el apoyo.
Esto es lo que uno tiene que pedir para sí mismo si quiere mantener a abstinencia cuando termine el tratamiento y poder salir así con una red de apoyo sólida. Ante un problema como la adicción, es básico tener personas al lado que nos digan las cosas claras y directas.
Ser deshonesto no es sólo ocultar cosas en relación a nosotros, sino también en relación a los compañeros. Muchas veces, la manera de ayudar a tiempo es comunicar lo que le está ocurriendo. Esto es difícil de entender pues se vive como ‘chivataje’, pero eso son esquemas de la calle. La cuestión es que la otra persona cambie su forma de actuar cueste lo que cueste. Lo que suele ocurrir es que las personas lo dicen cuando ya es demasiado tarde: ha consumido, ha abandonado, ha sido expulsado, y esto no ayuda al compañero ni te ayuda a ti.
Ejercicios:
- Ventajas y desventajas de ser honesto
- Tipos de deshonestidades más comunes que sueles utilizar
- ¿En qué le puede ayudar al otro el que tú seas honesto?
¿En qué te ayuda a ti que los demás sean honestos?