Hoy he trabajado los cuatro pasos para el bienestar.
El primer paso es poner palabras a los pensamientos. Hay que ser cuidadoso con esto y utilizar la asertividad al utilizarlas.
El segundo paso tiene que ver con no llevar las reacciones de otros al terreno personal. No pensar que el otro está queriendo herirnos o que va contra nosotros, sino que puede que tenga un mal día. Si tenemos dudas, hay que preguntarle: ¿Qué sucede? ¿Estás molesto conmigo?
El tercer paso consiste en no construir una interpretación negativa alrededor de un hecho, de un detalle o de una percepción.
El cuarto punto es hacer las cosas lo mejor que podamos, racionalizándolas, sin dejarnos llevar por el miedo. Mediante la razón, podemos desmontar esas realidades negativas que nosotros construimos y que a menudo son infundadas.
En el taller de Marta, hoy hemos tratado el tema de prevenir las recaídas, poniendo de relieve el tener siempre presente que la adicción nos hace recordar la parte placentera del consumo pero no la parte negativa. Y justamente, es la parte negativa la que hay que recordar para no recaer. Porque, si consumimos de nuevo aunque sólo sea una vez, seguro que repetimos y es muy probable que las repeticiones se vayan acortando con el tiempo.
La sesión con Santi ha sido una pasada. Ha salido el tema de mis padres. Tengo que asumir que ellos han elegido vivir así, si no no estarían juntos. Mi padre aguanta y yo he copiado de él esta conducta, la de callarme y aguantar. Tengo que aprender a dejarles en paz y, en mi caso, a decir las cosas, no a tragarlas. Hay una frase que Santi ha repetido hoy: ‘La queja es conservadora’ Estoy sorprendido de cómo, inconscientemente, he incorporado y mimetizado el comportamiento de mi padre.
También he tenido sesión de PAE (Psicoterapia Asistida por Equinos). Es una actividad terapéutica que me gusta mucho. El caballo con el que he trabajado se llama Bosco. Me taparon los ojos y realicé la actividad a ciegas. Las conclusiones tenían que ver nuevamente con mi búsqueda del amor y mi autoestima.