Según argumenta Bob Mandel en su libro ‘Nacimiento y relaciones’, la forma de relacionarnos y presentarnos ante la gente está determinada por nuestra primera presentación en la vida: el nacimiento. Cada vez que aparece una persona desconocida, nos presentamos ante un grupo de personas o afrontamos un reto nuevo, aparecen los mismos patrones y la misma angustia que experimentamos entonces: ¿causaremos buena impresión? ¿tendremos éxito?. En cada una de estas ocasiones aparece la influencia del recuerdo subconsciente de nuestro alumbramiento.
Afirma Mandel que muchas madres dirán a sus hijos que sus nacimientos fueron normales, cuando en realidad hubo complicaciones, estas madres tienden a ocultar su culpabilidad. Otras lo llamarán normal sencillamente porque no se acuerdan de la anestesia que les pusieron.
La influencia de su nacimiento ‘normal’ en sus relaciones dependerá en último extremo de lo que se quiera llamar normal. ¿Es normal la anestesia? Entonces, pueden parecerles normales las drogas, los analgésicos y otros productos que crean dependencia. ¿Se puede decir que los fórceps son normales? Entonces los dolores de cabeza podrían ser algo normal en su vida. La cuestión es que muchos nacimientos que llamamos ‘normales’ son en realidad mucho más complicados.
Los medicamentos que se administran a la madre en el parto atraviesan la placenta, que actúa más como un filtro que como una barrera, y el niño se ve ‘drogado’ precisamente a la hora de nacer.
En el renacimiento Mandel asegura que ha conseguido buenos resultados curando la drogadicción, que muchas veces tiene algo que ver con la anestesia.