Otra área de preocupación es la relación que existe posiblemente entre los trastornos de la ingesta y el uso de cocaína.
La anorexia nerviosa y la bulimia son trastornos de la ingesta que afectan principalmente a las mujeres, particularmente a las adolescentes y a mujeres de alrededor de los 20 años.
Aunque no existan vínculos definidos entre los trastornos de la ingesta y el abuso de cocaína, existen algunas características que evidentemente se solapan. La cocaína es un fármaco que suprime el apetito y que, por lo tanto, es bastante apetecible para las mujeres que quieren perder peso.
La insatisfacción del propio volumen corporal y las distorsiones de la auto-imagen, que son las características primordiales de la anorexia nerviosa, se hallan con frecuencia en mujeres que abusan de la cocaína. Los excesos que se producen en la bulimia son de algún modo similares a los que ocurren en el abuso de cocaína.
La preocupación por la comida o el problema del consumo de cocaína, pueden eliminarse tratando los conflictos y hechos estresantes emocionales. Existe un aplanamiento afectivo que lleva a un recurso sustitutivo como la comida o la droga.
Lo compulsivo de los trastornos adictivos es similar al de los trastornos de la ingesta, sugiriendo un mecanismo interno similar, que empuja a las mujeres a continuar en lo que se ha convertido en una conducta autodestructiva.
La disciplina de comer, practicada por las anoréxicas, les confiere un sentimiento de control en alguna área de su vida. El uso de cocaína es paralelo, de modo que el inicial sentimiento de confianza y de euforia dan al consumidor una sensación de competencia y de control.
Con el creciente número de mujeres que abusan de la cocaína en la población adolescente, es posible que se incrementen los diagnósticos de trastorno de la ingesta coincidente con el trastorno por abuso de cocaína.